Tú, ¿Qué visión eliges tener?

Tu puedes fluir con el orden natural que fluye a tu alrrededor. Como en la Naturaleza, un sistema en donde «el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo» (proverbio chino), donde cada ser vivo, es imprescindible para que exista el equilibrio, en nuestro interior todos nuestros organos fluyen en conexión para darnos vida día tras día.Por otro lado el manejo de nuestras emociones, los pensamientos, nuestra espiritualidad va conjugando ese mundo interior – exterior para fluir junto con él y poder mantener su equilbrio. Vivimos entre sistemas y el sistema nos da vida.

De la misma manera venimos a este mundo siendo parte de uno de los sistemas más importantes, la familia con sus órdenes; en ella somos, dejamos de ser y en la forma en como se reconozca a sus miembros y se honren con amor o por el contrario se excluyan, existirá equilibrio o caos en nosotros, en nuestro alrededor, en nuestra generación o próximos a pertenecer (hijos, nietos).

El maestro Bert Hellinguer nos habla sobre esos órdenes en el sistema familiar y la importancia de que cada miembro tenga el puesto que le corresponda dentro de él. Cuando existe una violación a ese órden, como en todo sistema, este genera caos que se traduce en falta de éxito, adicciones, conflictos, problemas para tener estabilidad en la pareja, trabajar en equipo de manera eficiente, encontrar el equilibrio, estar sanos físicamente.

Tal cual como en un terremoto la tierra buscará asentarse y todo se moverá bruscamente, porque los miembros de la familia tratarán de llenar sus vacíos, de manera inconsciente, perpetuando las enfermedades, vicios o condiciones de los excluidos, repitiéndose de generación en generación, para mostrar al sistema por Amor lo sucedido o por el contrario, “los buenos hijos” ante el desconocimiento de sus padres, terminarán repitiendo por amor, inconscientemente, las desventuras de sus progenitores, para seguir sintiendo que es parte de su tribu, de su sistema, de su núcleo familiar.

Al igual que en la Naturaleza, si una especie deja de existir o una parte del ciclo del agua deja de suceder, atentaría con la vida en la tierra, de la misma manera nosotros perderíamos el contacto con nuestro triunfo, con nuestra espiritualidad, con nuestra esencia de vida, si rompiéramos con nuestro sistema.

Todo lo anteriormente mencionado nos llenará de la percepción de que somos un barco a la deriva, por la poderosa energía de los sistemas, cuyo destino no depende de nosotros y no es cierto. Pero al parecer no solo basta con creer en ti y repetir lo que quieres lograr por 21 días. Tal vez sea necesario mirar tu sistema y ver como fluyes en él, ver sus ordenes y sus desordenes desde una mirada sana y proactiva que brinde fortaleza y responsabilidad para quitar nuestros propios bloqueos

En este articulo buscamos develar e indagar tres tipos de visiones y cómo una de ellas influye de manera positiva en nuestra introspección, la forma en que nuestra postura puede promover el caos o el orden y cómo poder generar en nosotros una visión sana que nos permita descubrir nuestra plenitud, ese estado interior que no condicione nuestra percepción, y amplíe en posibilidades la forma en cómo aceptamos y vivimos nuestra vida.

Muchas veces para ganar hay que abandonar estados que no nos permiten crecer, de la misma forma muchas veces hay que tomar con responsabilidad y valentía el rol que nos corresponde, ya que somos tan importantes como cualquier miembro del sistema para que la energía del “Amor Sano” y la libertad de elección fluya para generaciones venideras

LA VISIÓN DESDE EL PADRE

No existen visiones equivocadas, sino poco asertivas. Mirar la vida desde la visión terapéutica del Padre nos lleva a invadir espacios que no nos corresponde. Nos lleva muchas veces a irrespetar a los otros y a sus sistemas creyéndolos incapaces y obligándolos y en muchos casos buscando cambiarlas. Nos convierte en seres con todas las respuestas validas en donde no fluye el aprendizaje, cortándonos el contacto con la vida y con las circunstancias.

Cuando miramos nuestros procesos desde el Padre queremos sobreprotegernos y hacemos nuestro ser pequeño y nuestro Ego gigante, muchas veces no tiene límite y nos volvemos Padres de nuestro Padres y de nuestros ancestro, rompiendo todo orden natural. “ Padre, cuando crezca yo lo haré mejor que tú”, “Yo jamas seré como mi madre”, “Mis Padres pudieron hacerlo mejor”.

Por el contrario a veces cuando nuestros padres se encuentran mayores o en enfermedades, problemas de adicción, la arrogancia nos lleva a tratarlos como niños, tener la visión de que somos nosotros los que protegemos, olvidando el orden y que ellos son los grandes, que tienen los recursos para afrontar su vida. Importante con esto no queremos dar a pensar de que la ayuda a los adultos mayores en condiciones físicas adversas no es necesaria, pues hay una gran diferencia entre la colaboración y la protección

Mirar la Vida desde el Padre nos lleva al excesivo control de las situaciones, manteniendo a la fuerza un orden que no es el natural.

LA VISION DESDE EL HIJO

Mirar la vida desde la visión terapeutica del hijo nos evita en algunas oportunidades perder la responsabilidad de lo que nos sucede, nos convierte en personas vulnerables en donde todo es competencia del sistema.

Pareciera que el dolor o el momento dificil es más grande que nuestro espíritu, nos alejamos de todas las soluciones y necesitamos ser arrullados, consolados, por la consecuencia de las circuntancias.

“La culpa es de Papá por no tratarme como debía, del día nublado por no poder hacer ejercicio, de mi pareja, por no tratarme como lo merezco, del paìs por no brindarme las oportunidades que necesito. Necesito tanto y quiero tanto para mí, lo deseo tanto y lo quiero ya, que el deseo de pensar positivo se confunde con el afán de que la vida me premie constantemente y cuando esto no ocurra, me sentiré vacio y molesto por no entregarmelo”. La felicidad solo se debe a sus deseos y nada más, perdiendo el maravilloso regalo que la Luz tiene destinado para él.

MIRAR LA VIDA DESDE EL ADULTO

Mirar la vida desde la visión terapeutica del Adulto nos lleva a tomar el 100% de responsabilidad de lo que nos sucede, cuando esto ocurre, tenemos el valor para responder por lo que damos y por lo que recibimos. Entendemos que en el Amor hay una causa, una razón válida para las circuntancias y tenemos toda la madurez para responder a las consecuencias.

Mirar la vida desde el adulto nos hace respetar cada energía, campo, sistema, cada quien tal cual y cómo és, en su acto valioso y valiente de vivir su vida como lo elige vivir.

Nos permite estar conectados con nuestra esencia creadora, con nuestros padres, en su energia maravillosa fluyendo para darte vida y oportunidad de que puedas construir tu propia historia.

Mirar desde el adulto te hace buscar la paz con tu pasado y el amor sano con tu sistema, amandote en tus errores sin justificaciones, pero tampoco desde la culpa.

¿Cómo lograr esta visión? ¿Cómo puedo lograr una mejor comunión con mi entorno, con mi interior? .